Tenía que levantarme a las cinco de la mañana para volar, pensé en dormir llegando a casa pero, salí del metrobus, caminé como siempre por el eje -llevaba en los audífonos la canción de Leo Dan que sirvió como fondo para la entrega del Oscar a mejor director - caminaba y venías a mi mente, poco recordaba, tuve que hacer de mi memoria selectiva un catalizador de mi coraje, digo coraje pensando en sus dos definiciones, valor y rabia.
Pero esa noche, decidí darle chance a los recuerdos, pasé al oxxo, compré una lata de cerveza y unos cigarrillos, al llegar a casa salí al balcón, me senté ahí en pijama y pensé en ti, de una manera muy tranquila, muy moderada, fumaba y tras cada humo que me salía por la boca volví a sentir esto que se desborda, esta sensación que después de la vez ultima no permití, y comencé a sumergirme nuevamente en mi coraje, entera... miraba sin mirar, cómo se regaba en mi cuerpo el sentimiento que no me quise permitir...un dolor fuera de tiempo, me reí, que ironía pensé, otra vez... la asincronía.
El coraje de hasta hace algunos días había sido suficiente para cauterizar la pequeña herida, digo pequeña resguardando aún a mi inhabilitado corazón, éste mi disciplinado orgullo.
Pero esa noche, decidí darle chance a los recuerdos, pasé al oxxo, compré una lata de cerveza y unos cigarrillos, al llegar a casa salí al balcón, me senté ahí en pijama y pensé en ti, de una manera muy tranquila, muy moderada, fumaba y tras cada humo que me salía por la boca volví a sentir esto que se desborda, esta sensación que después de la vez ultima no permití, y comencé a sumergirme nuevamente en mi coraje, entera... miraba sin mirar, cómo se regaba en mi cuerpo el sentimiento que no me quise permitir...un dolor fuera de tiempo, me reí, que ironía pensé, otra vez... la asincronía.
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