rara avis
Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo
mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No.
Con cada día, se me nacen los ojos del asombro...
Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y
atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
G.B
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