10.10.12

DESOBEDIENCIA






Debo irme a las nueve, si me tardo corro el riesgo de no alcanzar transporte.

Hoy me pasé de la hora, tengo demasiado trabajo.

A las nueve y minutos David me acompañó al colectivo, he subido y mientras esperaba he cerrado los ojos de cansancio. Sentí unas luces pero no los abrí, minutos después la señora a mi lado me ha despertado y me ha dicho " te buscan"

Miré hacia afuera pensando que David se había olvidado de algo, pero no lo vi, cuando enfoqué la vista y la cabeza me sorprendí a su sonrisa, a sus dulces ojos,  la señora bajó para darme paso.

Lo miré

¿Te llevo a casa? me dijo despacito, ya serio, pero con ese tono que suplica que por  favor no diga no.



Abrió la puerta,  sonreí, " loco " le dije. Tomamos carretera.

 Me ha visto salir de la oficina, me ha seguido, a esperado a que David se fuera y me ha buscado,  primero en el autobús, luego en el taxi.

Nunca he entendido bien su atrevimiento, no sé de qué forma nos unimos,  pero no me deja,  egoísta, soberbio, elegante, cuando no me lo imagino vuelve.

Lo he sentido mientras camino, inexpresiva, me he emocionado ante la  coincidencia de nuestras miradas, ahí en la distancia, sin detenernos, nos basta tocarnos con los ojos para llenarnos y volvernos a vaciar.


-Es la licenciada Bessie

Le dice la recepcionista cuando lo ha encontrado en el principio  de la escalera admirándome los pasos.

No responde, finge que no me conoce. Sonrie , baja los ojos,  cambia de tema.

Es que él no me mira, me miran los demás, él vanidosamente me recuerda.

Me encuentra, me toma,  sin anuencias, sin  alardes.

Ahí, calida  indiferencia!, apenas dialogamos  desde mi vestido, desde  mi silencio.

Así que cada vez que me alcanza de esta forma,  como si fuera vital , cuando el impulso le excusa, y  detiene  todos los autobuses para verme, como si al tiempo le faltara tiempo, como si el arrojo tuviera que notarse urgente...me convence.

Toma  mi rostro con sus manos, no me suelta,   alargamos los segundos, el mundo tiembla, te extrañé tanto, dice, como un ultimo suspiro, como si dejara escurrirse lo secreto, lo miro, me disuelvo en el momento que inventamos, los impedimentos no  parecen persistentes, también te extraño, respondo, jamás me cree, repite que no me cree, pero ya no le importa no creerme.

Besarlo me dota de una  idiota valentía, hace brotar la Bessie incontenida. Sus labios son dos grandes olas donde baño todas mis precipitaciones, mis deseos de cariño.

Pero no, no nos amamos, nos intuimos, nos ansiamos, nos sabemos libres y lejanos.

Lo he dicho antes, el amor es una cuestión de decisión, él y yo aquella noche de hacienda decidimos no querernos. 

-Me casaré con él- le dije- nos iremos fuera del País , voy a olvidarte.

  Luego tiré mis arrebatos  para golpearle de un dolor interno la cabeza, dijo que no volvería a buscarme , tranquilamente tomó el auto y me devolvio a mi casa

Y  lo cumplió , hasta que ya no pudo lo cumplió, yo suelo olvidarlo por  meses enteros, hace años

No puedes buscarme más, le digo, luego como hoy,  agradezco secretamente su desobediencia.










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