31.7.12

El diluvio ante sus ojos




Mientras en el comedor los comensales devoraban el almuerzo cálido, indiferentes a la lluvia que era cristal derretido , espejo húmedo, cortina líquida, Lorca, sólo Lorca, vio la lluvia. Dejó de comer para mirarla  y de un impulso saltó , se puso de pie y se fue a la puerta abierta del hotel a ver cómo llovía. Nunca había visto llover tan de veras. La lluvia de Granada regaba los cármenes, la lluvia de Madrid  convertía demasiado el polvo en barro, la lluvia de Nueva York  era una enemiga helada como la muerte . Otras lluvia no eran lluvia: eran llovizna, eran orballo, eran rocío comparadas con esta lluvia . "Y todas las cataratas de los cielos fueron abiertas", dice el Génesis...

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