21.4.12

nada más

"Somos lo que pensamos.
Todo lo que somos se debe a nuestros pensamientos.
Con ellos elaboramos el mundo." Buddha




Les contaré una historia. Es sobre un pintor, él se llamaba Piet Mondrian, su  nombre real era Pieter Cornelis.

Lo primero que conocí de él eran unos hermosos molinos, pincelados, los admiré mucho, los miraba y me llenaban los ojos, un poco lo que me pasa cuando hago un descubrimiento. Cuando leo algo que activa mi mente o miro a una mujer bonita.



Siempre he creído que yo soy ese molino de Mondrian. Impulsivo,  caótico.

Mondrían también sufría tanto como gozaba el mundo, así como yo, -algunas veces cuando me in-comprendo- y como yo buscaba la forma de no hacerlo, entonces él pensó que el arte no tenía porque ser representativo , ¿porqué reproducir objetos reales?, no, él quería expresar unicamente lo absoluto, lo oculto, lo universal, lo que se escondía detrás de la realidad.

Rechazó la textura, la superficie, el color y redujo su paleta a los colores primarios.

De pronto todo su caos se volvió básico.
De pronto todo era unas cuantas lineas y algunos bloques de color equilibrados.
Se volvía Mondrian así mismo, un cuadrado voluntariamente limitado.
























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1 comentario:

Guillermo Facio dijo...

Hermosura de molino pequeña.