Los antiguos sabios de mesoamérica, en su afán de encontrar fundamento y raíz, se preguntaron acerca de la “verdad de los hombres” y de la posibilidad de decir “palabras verdaderas” en esta tierra, concluyendo que el camino de las artes representa, tal vez, la única manera de lograrlo.
In xóchitl in cuicatl (en flores en cantos en náhuatl), i.e. la expresión artística, quizá sea la única manera de revelar los misterios en esta tierra. El humano creando arte puede sobreponerse al límite de todo lo transitorio, de iluminar el fundamento del mundo, de sí mismo y su existencia.
En las culturas prehispánicas la mariposa (papalotl en náhuatl) era una de las imágenes más frecuentemente asociadas con la belleza, literalmente tomada como una "flor voladora" , una flor en movimiento una mariposa. En un tenor similar, para el hombre mesoamericano la flor era una alegoría de la verdad, la vida y las artes al igual que de su inevitable transitoriedad y fragilidad.
La belleza de ese mundo en cambio permanente.
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